miércoles, 3 de enero de 2007

Torsión gástrica en caninos

Torsión gástrica en caninos
La dilatación gástrica o vólvulo (DGV), también llamada bloat (hinchamiento) o torsión gástrica, es una condición canina que puede suponer una amenaza para la vida del animal y que está asociada con una distensión aguda del estómago y la posibilidad de torsión por el eje del mismo. Los procesos clínicos resultantes se encuentran entre los más complejos y difíciles a los que se tiene que enfrentar el veterinario.
Desafortunadamente, la causa de la dilatación gástrica no se ha podido todavía determinar de forma concluyente, a pesar de las excelentes investigaciones que se han realizado recientemente en la materia. Los perros susceptibles de padecer esta dolencia sufren una movilidad excesiva del estómago debido a la fijación débil de los ligamentos. Se presenta un cuadro de hinchamiento que progresará hasta una DGV. La fase aguda se produce por una acumulación de gases en el estómago que el can no puede expulsar.
Razas propensas

No está del todo claro si este hinchamiento ocurre antes de la torsión o al contrario. En cualquiera de los dos casos, tu mascota no puede descargar el contenido del estómago debido a que éste se encuentra retorcido en ambos extremos. De esta forma, la presión en este órgano aumenta, provocando cambios que ponen en riesgo la vida del animal y que afectan asimismo a otros órganos. Si esta situación no se corrige con rapidez, entrará en un estado de shock y morirá.
La dilatación gástrica se presenta con mayor frecuencia en razas grandes de pecho profundo, tales como el Dogo Alemán, San Bernardo, Borzoi, Ovejero Alemán y Setter Irlandés, aunque también se ha observado en el Basset Hound, Teckel y Pequinés. El perro suele llegar al veterinario con dolores abdominales, hinchamiento y salivación excesiva, mostrándose nervioso y con ganas de vomitar. Es preciso actuar de inmediato ante los primeros síntomas.
El especialista en salud animal aliviará la presión estomacal y estabilizará al paciente mediante el tratamiento del shock. También podrá ponerse en marcha un procedimiento quirúrgico para corregir la torsión. Desgraciadamente, muchos canes mueren a pesar de la pronta intervención del veterinario. La DGV deriva en una situación que es preferible prevenir antes que curar. A lo largo de los años ha habido numerosas sugerencias sobre las posibles causas de la misma.
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